Buenos
Aires, 2 de octubre de 2016
#17
1. Columna EDITORIAL. Celular al
volante, peligro sobre ruedas (aunque se utilice el “manos libres”).
La
cantidad de accidentes causados por personas que hablan por teléfono mientras
conducen está creciendo en todo el mundo, al tiempo que, según estudios
internacionales, la utilización del teléfono celular mientras se maneja un
automóvil aumenta el riesgo de accidentes en un 70 por ciento.
La
atención que demanda la comunicación telefónica distrae al conductor, en tanto
que la tensión que puede provocar el contenido de la llamada perturba su tarea
de conducir y provoca demoras o errores en las acciones. Es equivocado pensar que
esto se soluciona con un teléfono "manos libres". La
cuestión es tener la "mente
libre" de cualquier otra preocupación que no sea la conducción. Por
ello, la ley de tránsito prohíbe su uso durante la conducción.
Según
un estudio del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi), el 90% de
los automovilistas que utiliza celular comete errores, aunque use el sistema de manos libres. De acuerdo con lo que
revela el informe, lleva a distracciones que alteran el buen manejo tanto el sistema de telefonía celular fono
audible como el envío y la recepción de mensajes de texto. Manipular un
dispositivo móvil mientras se conduce puede no tardar más de cinco segundos;
sin embargo, ese breve lapso en el que se dirige la atención para identificar
una llamada, seleccionar una canción o abrir un mensaje puede ser suficiente
para provocar un accidente mortal.
Hay
infracciones que sólo afectan la fluidez y el ordenamiento del tránsito. Otras
pueden significar un riesgo alto para la seguridad vial. Entre estas últimas,
las distracciones provocadas por el uso de la tecnología son las que más
preocupan. Según un reciente relevamiento hecho por la Subsecretaría de
Justicia porteña, conducir usando el celular o auriculares está entre las cinco
infracciones más frecuentes: se hicieron 33.000 actas en lo que va del año, lo que colocó la infracción en el
puesto número 4, después de "exceso de velocidad", "mal
estacionamiento" y "forzar la barrera del peaje".
Las
investigaciones coinciden en señalar que hablar por teléfono mientras se conduce
reduce el tiempo de reacción en alrededor de un 10% en términos del frenado y en un 20% en
términos de acelerar después de frenar,
lo que interfiere con la fluidez del tránsito. Además, los usuarios de
celulares, pese a usar indistintamente teléfono de mano, con audífono o manos
libres, violaron las señales de tránsito tres veces más que los conductores sin
distracción. Los que manejan hablando por teléfono no perciben el ambiente de
conducción, ya que alrededor del 70% de la información visual no se procesa en
lo absoluto.
En
efecto, hablar
por teléfono celular es un factor de distracción mucho más grave que leer
publicidad, comer mientras se conduce o encender la radio, y las alteraciones en el comportamiento del conductor producidas
por el uso del teléfono celular son tan profundas como las ligadas a la
conducción bajo los efectos del alcohol. Para la Organización Mundial de la
Salud, distraerse implica que el conductor tendrá que dividir su atención entre
una tarea principal, conducir, y una secundaria, hablar por teléfono. Por lo que,
si una persona que maneja a 130 kilómetros por hora realiza una llamada
telefónica de apenas un minuto, habrá circulado más de 2,1 kilómetros sin estar
totalmente concentrada en lo que estaba haciendo.
Nuestra
frecuente conducta de contestar una llamada telefónica cuando estamos
conduciendo debe cambiar para no poner en riesgo la vida de nosotros mismos, de
quienes nos acompañan o de quienes están alrededor, pudiendo salvar miles de
vidas que año tras año se pierden por una irresponsabilidad totalmente
controlable.
No
hacen falta más datos ni nuevos estudios o investigaciones para determinar
fehacientemente la causalidad entre el uso del celular mientras se conduce y
los accidentes que por ese motivo pueden ocasionarse.
Por
ello, además de ser inflexibles en la aplicación de las sanciones previstas
para los casos de violación de las normas pertinentes, se hace necesario seguir
trabajando la cultura preventiva tras el volante, con especial énfasis sobre la
responsabilidad del uso de los teléfonos celulares durante la conducción de los
vehículos.
Fuente: La Nación (20.09.16)
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2. Una
fecha especial, el Día de la MADRE.
El domingo 16 de octubre será el día de la
madre. Para quienes no la tenemos con nosotros, vaya este sencillo homenaje:
A los 4
años: mi mamá puede hacer cualquier cosa…
A los 8
años: mi mamá sabe mucho, un montón…
A los 12
años: mamá sabe todo.
A los 14
años: naturalmente, mamá tampoco sabe eso…
A los 16
años: mi madre es tan anticuada.
A los 18
años: la vieja está out,
fuera de época…
A los 25
años: bueno, ¡puede ser que sepa algo al respecto… Vamos a
preguntarle!
A los 35
años: antes de decidir, porque no vamos y le preguntamos a mamá…
A los 45
años: me pregunto, ¿Qué habría pensado mi madre sobre este problema?
A los 65
años: ojalá pudiera conversarlo con mi mamá…
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3. Enriquezca
su VOCABULARIO (nuevo título)
Escrache: A) muy viejo B) feísimo
C) sin entrenamiento D) desprolijo E) desenmascarar
Cool: A) sin personalidad B)
sin estilo C) de moda D) pasado de moda E) persona frívola
Chupe: A) guiso B) tipo de
vino C) cámara en la popa E) embriagarse, mamarse
Las soluciones al final del NL.
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4. ARMAS
SI o ARMAS NO. Tenerlas en la casa. Los
peligros, lo imponderable.
Últimamente han ocurrido graves
hechos de sangre, relacionados a justicia por mano propia. La mayoría,
ocurrieron por medio del uso de armas de fuego en poder de la sociedad civil
(víctimas). Nuestro consejo, será siempre evitar su empleo, pues
las represalias serán inevitables. Pero, sobre todo, la conciencia será
eternamente demandada por la razón.
Afortunadamente, la
gran mayoría de nuestra sociedad repele la idea de tener un arma en la casa.
Desde esta columna, opinamos que no es
aconsejable poseer un arma para defensa personal y lo fundamentamos en
lo siguiente:
- Guarda. En algún lugar hay que tenerla. Si hay niños o jóvenes, se corre un alto riesgo que la manipulen y jugando –en ausencia del responsable--, o con otro pretexto, provoquen una tremenda e irreparable tragedia.
- Podemos llegar a emplear un arma en un momento de crisis o descontrol personal que nos llevó a usarla en un hecho no deseado (emoción violenta), y por el cual debamos luego responder ante la justicia y nuestra conciencia por daños infligidos a un tercero.
- Además, si uno posee un arma de fuego, debe tener la convicción que tendrá el estado de ánimo y valentía necesarias para utilizarla en el momento límite ante una amenaza real.
- Por fin si lo explicado más arriba sucede deberemos asumir que nuestra destreza deberá superar a la del delincuente. Lo opuesto, pude significar nuestro fin y de quien esté cerca nuestro.
- Respecto a guardarlas en una caja de seguridad, no será una mala idea, pero descartemos un empleo súbito o inmediato, pues habrá que aplicar una combinación o llaves que no siempre estarán a mano.
- Un epilogo indeseado, es que el delincuente descubra el arma y la emplee contra su propietario. Y dentro de su lógica, dirá algo así como “si podías la ibas a usar contra mí ¿no?”, y descargue su ira y el cargador contra uno.
En una próxima entrega, explicaremos lo relacionado a la adquisición de
un arma, diferencia de calibres (de guerra y uso civil), uso deportivo, caza o
defensa personal, tramitación ante el Registro Nacional de Armas (RENAR), etc.
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5. MODALIDADES de ENGAÑO. Por José Luis Spaltaro / Investigaciones
Documentales.
La delincuencia, históricamente
ha utilizado el engaño y la sorpresa para la ejecución de sus acciones.
No
hablamos de Inteligencia ---en los términos en que la conocemos--- sino de
viveza, intrepidez, rapidez mental y determinado grado de experiencia
(adquirida en la misma actividad delictiva o transmitida familiarmente). El
siguiente artículo, pretende brindar algunos ejemplos y abundar el tema.
En los hechos que venimos analizando y que la prensa
ha sobrevalorado como cometidos por profesionales, superbandas o elementos
integrantes de grupos comando, los ingredientes antes citados (engaño y
sorpresa) resultaron preponderantes para el éxito de los mismos. Si limitamos
nuestra visión a lo meramente delictivo, estos hechos son comunes. Si
profundizamos el tema relacionándolo con connotaciones políticas, el eje del
tema se desvirtúa.
Concretamente
los robos en edificios o en barrios cerrados se producen con una frecuencia
semanal y la misma crónica policial lo ignora; si la sumatoria de los ilícitos
sirve para "operar " y con ello debilitar a determinado funcionario
nos hallamos ante un tema de internas políticas y ajeno a cualquier Análisis
Delictivo serio.
Retomando el ítem del Engaño, veamos algunos ejemplos:
La
vestimenta policial (o de similares características), es de fácil adquisición
por medios legales. Camisas de color negro, tricotas de lana azul o negra;
pantalones de corte recto, azul o negro y camperones de nylon color azul. Estos
elementos se venden, sin mayor reparo, en cualquier
comercio de vestimenta. Su costo no es significativo.
Los porta-credenciales,
de cuero negro, con la forma de medalla, fundas para pistola, cintos,
porta-esposas, soportes para bastón tonfa: se adquieren en armerías y comercios
de equipamiento policial-militar ubicados en proximidades a un cuartel o al
Departamento de Policía (CABA), en La
Plata y otras localidades del gran Buenos Aires o interior del país.
Los
gorros azules con visera, en cualquier lado, aun en puestos callejeros. El trabajo de montaje no
es complicado: letras de plástico color amarillo que se adhieren con pegamento
(a los gorros y sobre la espalda del camperón). Así tendremos --a primera vista--
un hombre o mujer de la PFA u otra fuerza de seguridad.
Sobre su cuello, cuelga un porta-credencial negruzco
sostenido con un cordón negro de zapatilla. En su interior, una cartulina
color amarilla con el escudo nacional y la leyenda Credencial.
Pregunta: ¿Quién tiene la sangre fría, especialmente en una calle oscura, para pedirle al supuesto policía que le exhiba la credencial? El delincuente está en las mejores condiciones de actuar, con casi todo a su favor (ver NL N°7 del 8.04.16). La sorpresa estará siempre presente: hay que esperar cualquier momento para sufrirla.
Otra
forma de engaño, sin cometer un delito al inicio, es la entrega de pizza o
comidas rápidas a domicilio (delivery). Por lo general --en especial
adolescentes y jóvenes-- facilitan rápido el acceso a los edificios del “pibe
de la comida”, que habitualmente deja el ciclomotor atado con una cadena a un
árbol o columna de alumbrado. Aunque luego se llame a uno o varios
departamentos equivocados al azar, no importa, por lo general desde alguna
unidad se le dará acceso. En relación a los carteros (o distribuidores de
correspondencia), es menos común y no se está utilizando actualmente.
Otro
engaño muy frecuente es ingresar al edificio, simulando que se está hablando
por celular y pegado a un vecino o un delivery. Una vez adentro, la situación
se evalúa. Los edificios céntricos, en los cuales hay "privados"
--saunas o prostíbulos-- el tema seguridad es inexistente, ya que sus
"regentes" adornan al portero para que no haga preguntas ni mire a
los ojos de los potenciales o reales clientes.
La modalidad, como ya analizamos, se centra en la
rapidez, la tranquilidad, el uso medido de la fuerza y la claridad de las
ordenes, que el delincuente imparte a su víctima. Poco se
está advirtiendo, por los menos en los últimos meses, la presencia de pseudo-plomeros,
services en general u operarios del cable, del agua o luz. Tampoco la
utilización del: - Baje por favor, le traigo
un telegrama. -
Las víctimas que fueron
entrevistadas (Encargados de Edificios), coinciden:
- Lenguaje muy claro, enérgico, a cara descubierta.
- Miran a los ojos, para buscar una intimidación.
- Ropas no llamativas, para mimetizarse en el abordaje y en el escape entre la gente circundante.
- Herramientas adecuadas y acordes al tipo de trabajo a realizar; barreteado de puertas o ventanas; corte de cerraduras; perforación de cajas, anulación de alarmas o CCTV, iluminación auxiliar, etc.
- Bolsos, mochilas, bolsas para juntar lo robado. Selección de objetos a sustraer.
- Por lo general pocos insultos (en el delincuente profesional y frío): un cuidado respeto hacia mujeres y niños (de los hechos conocidos en esta modalidad no se registraron violaciones ni manoseos).
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6. COLUMNA de la SALUD. “Soy el
cerebro de Juan” (extracto).
Con este artículo, continuaremos una serie de
entregas relacionadas a los órganos de nuestro cuerpo, en la idea de tratar la prevención
de la salud. La revista Selecciones del Reader’s Digest, publicó en
las décadas de los ’60, ’70 y ’80 una saga de estos temas en forma muy
didáctica, bajo los títulos de: “soy los
pulmones de Juan”, o “soy el hígado
de Juan”, etc. Nos permitiremos hoy y en el futuro, tomar algunas de esas
temáticas para nuestros lectores. Allá vamos:
Comparadas conmigo, otras
maravillas del universo se antojan insignificantes. Soy una masa fungiforme, o
con aspecto de hongo, constituida por un tejido celular gris y blanco; mi peso
es de 1.400 gramos; mi consistencia, gelatinosa. Ninguna computadora puede
imitar mis innumerables funciones. El número de elementos que me integran
asciende a cifras astronómicas: unos 30.000 millones de neuronas y una cantidad
de cinco a diez veces mayor de células neurológicas. Lo admirable es que todo
esto cabe en la copa de un sombrero de talla normal. Soy el cerebro de Juan *.
Claro está
que, si sucede algo capaz de ponerlo a él en peligro, entro en acción
instantáneamente. Por ejemplo: cuando Juan resbala, lo dirijo para que recupere
el equilibrio y envío un mensaje a los brazos para amortiguar la caída. Además
de ocuparme de tales contingencias, tengo que cumplir otras muchas tareas
"domésticas". Una de ellas
consiste en vigilar la respiración. Dispongo de detectores que me informan
cuando aumenta el bióxido de carbono en la sangre de Juan y, por lo tanto,
necesita más oxígeno. Ajusto entonces la frecuencia de los movimientos
respiratorios sincronizando al ritmo conveniente la contracción y el
relajamiento de los músculos torácicos.
De esta y mil maneras más cuido
de Juan como si fuera un recién nacido. A cambio de ello soy muy exigente, pues
a pesar que sólo constituyo el dos por ciento del peso corporal de Juan,
necesito el veinte del oxígeno que usa y la quinta parte de la sangre que
impele su corazón. Mi buen funcionamiento depende del aprovisionamiento
constante de este vital fluido. Si disminuye temporalmente el suministro de
sangre, Juan se desmayará. Y si se interrumpe unos cuantos minutos, tendré
graves trastornos que acaso redunden en parálisis e incluso en la muerte. Exijo
asimismo un abastecimiento continuo de mi principal alimento: la glucosa. Hasta en situaciones de
hambre extrema, soy el primer órgano que recibe el alimento disponible, pues
Juan perecería sin mí.
Resido, por supuesto, en un recinto protegido como una fortaleza. El
cráneo tiene de espesor medio centímetro en la bóveda y algo más en la base.
Floto en un líquido que me protege amortiguando los golpes. Existe una barrera
entre la circulación general y la del cerebro que funciona como una esclusa
para permitir el paso de ciertas sustancias e impedir el de otras. Este
dispositivo fisiológico deja paso a la glucosa que necesito, pero no a las
bacterias ni a las sustancias tóxicas. La mayoría de los analgésicos y
anestésicos franquean la barrera con facilidad, pero por desgracia también la
trasponen el alcohol y las drogas alucinógenas, productos que distorsionan
mucho mis actividades normales, hasta el punto de
poder "oír" a veces alguna imagen visual.
Esta asombrosa adaptabilidad es
una bendición, pues, a pesar del complejo sistema de defensa que poseo, estoy
sujeto a muchos trastornos. Los tumores pueden
tener en mí efectos catastróficos de muy diversa índole; por fortuna, cuando es
posible extirparlos, se logra sin daño ninguno, y se suelen conseguir
curaciones espectaculares.
La apoplejía es
otro padecimiento grave que puede afectarme. Se forma un coágulo en uno de mis
vasos capilares, o una de mis arteriolas se debilita y se rompe; así, el
territorio de ese vaso queda sin riego sanguíneo y no tarda en morir. Los
síntomas varían, desde pequeñas lagunas mentales hasta parálisis total y la
muerte del individuo. En algunos casos es poco lo que se puede hacer para
combatir la apoplejía. En otros hay posibilidad de rehabilitación. El éxito
dependerá de la zona afectada y de su extensión mayor o menor.
Un tercer enemigo mío es la conmoción cerebral. A pesar
del efecto amortiguador del líquido que me rodea y de la protección que me
brinda la fortaleza ósea donde estoy encerrado, sufro a veces golpes,
accidentes o caídas. Reacciono de muchas maneras diferentes. Puedo hincharme
como un dedo contundido. Sólo que, como estoy constreñido en un recinto
cerrado, limitado por una caja ósea, no tengo espacio para dilatarme. Hay
entonces un aumento de la presión intracraneal que puede causar desde un
desmayo hasta la muerte.
*Juan es
un hombre normal para su edad de 47 años. En otras publicaciones de Selecciones
ya han hablado de sí mismos otros órganos de su cuerpo. (Ver NL N°14 del 18.08.16, “Soy el corazón de Juan”)
Fuente: Selecciones del Reader’s Digest
- julio de 1982- (resumen)
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7.
MISCELÁNEAS de SEGURIDAD. Algunas ideas
para evitar el robo de la bicicleta.
Para
dejar una bici, moto o cuadriciclo en la calle, sugerimos atarlo a un medio
rígido y resistente, por ejemplo, una columna de luz, con gruesas cadenas y un
buen candado. En el caso de las bicicletas, pasar la cadena por el cuadro
que abarque la llanta, y no solo por alguna de las ruedas ya que se han
visto casos en donde aflojan las tuercas del eje y se llevan el cuadro o armazón
completo dejando la rueda de muestra y premio consuelo. En la figura anexa se
exhibe un dispositivo adecuado de traba de seguridad, amarrada a una columna
metálica.
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Un chico fue con su papá a ver una camada de gatitos recién
nacidos. De regreso a casa le informó a su mamá que había dos gatos y dos
gatas.
-
¿Cómo lo supiste? - le preguntó.
-
Papa los levantó y miró
por debajo, - replicó el niño - creo
que allí tienen la etiqueta con la marca. -
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Respuestas a “enriquezca su
VOCABULARIO”.
Escrache: B) Feísimo – “El novio es un loro, un verdadero escrache”.
Cool: C) De moda – Aceptado socialmente. “Maxi
está a la moda”.
Chupe: A) Guiso – “Mientras se cocina el chupe, deben freírse trozos de
pescado sin escamas ni espinas”.
NL de Seguridad #017/2016 – Año I – 02/10/2016
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